[...] El mundo parecía quieto mientras yo caminaba, respiraba una y otra vez, viendo cómo viajaban, un día estaban aquí, y al día siguiente ya no. Era un juego de azar que se disfrutaba por temporadas.
Pero algún día esto tendría que cambiar de reglas, ¿no crees?
Un mismo juego llega a perder emoción. Claro, ahí estabas tú. Había sido un día como tantos otros, pero algo había cambiado. Éste tenía un anuncio brillante, escrito desde hace un tiempo atrás, parecía una advertencia inútil, y a los inútiles hay que evitarlos... Así que respire, quizá respire tanto que perdí el aliento y por eso me debilite, sin esperar ayuda alguna... Pero el universo ya había barajeado, ya no había retorno...
Entonces abrí los ojos lentamente para desvanecer esa parte que ya no me pertenecía, que había permanecido intacta desde hace mucho... Continúe... Continúe tan rápido que no pude ni pensar en detenerme, entonces proseguí sin cuestionar, sin importar el esfuerzo y dedicación del momento, sin pensar en la dificultad... Caminé, caminé hasta llegar a lo más estrecho del camino donde sólo puede haber una o dos opciones, pero dudé... Dudamos tanto que ese fragmento se rompió, había sólo dos, tan sólo un par que nos quebró...
No lo sé... No sé qué fue lo que pasó entonces, quizá el ritmo disminuyo, o acelero tan rápido que se crearon muchos puentes... Sí, fueron muchos. Lo sabemos. Uno pudo crecer o sólo retroceder en el tiempo, pero sé que así fue, y no fue algo sencillo, robó nuestro pasado queriéndolo difuminar con un futuro incierto. Entonces comencé a correr... Volando y pensando egoístamente, o habrá sido la hipocresía, o el cansancio de la perseverancia que jamás había existido...
Somos humanos, estamos destinados a temer a lo desconocido, a desaparecer sin dejar rastro intentando evitar algo extraño... Y nosotros eramos ajenos a eso mismo que nos unió...
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