Cumple tu destino...

Aquel día en que caminaba por la ciudad, mi mente divagó por unos instantes, quizá horas, no lo recuerdo, siendo que mi mente se encontraba pérdida; creaba una disputa, algo confusa, pero cierta, como queriendo interrogarme algo que no sabía contestar del todo bien.
Continué caminando por lugares, quizá desconocidos, arriesgando mi propia vida. Era de noche, las calles eran oscuras y solitarias, pero parecía que a mi alma no le importaba sumergirse a lo profundo de las negruzcas cortinas.
Todo parecía tan real, y tan falso a la vez, mas la noche acobijaba perfectamente mis confusos pensamientos.
Sin embargo, el íntegro asunto que creaba mi mente no causaba intriga alguna en mis entrañas; vivía por lo que moriría y eso me era suficiente. Tomando en cuenta que hacía tiempo había decidido mi gran final, ya nada me emocionaba, y no encontraba sentido a mi vida que, aunque con grandes logros, no llenaba mis expectativas, ya no era lo que había imaginado alguna vez, quizá mañana perdería todo, pero esto no creaba dolor en mi interior, entonces ¿Por qué seguir aquí?... 
Alguna vez leí que un suicidio implica pensar primero en uno mismo, y después en los demás. Quería una muerte rápida, aunque fuese dolorosa, pero que no dejase marcas a mi cuerpo...
Estaba harto de todo lo que pasaba a mi alrededor, pero yo no me quedaba sólo con mi disgusto, siempre he intentado aplacar cualquier desacuerdo que se encuentre ante mis ojos: aunque eso no hiciese un gran cambio, al menos promovía mis ideas, y no me quedaba blasfemando solo palabras de mi interior.

Pronto llegué a un lugar desconocido, aunque esté causaba un gran dejavú en mi interior. Tenía miedo, aunque mis pies parecían no tener conexión con mi mente pues seguían avanzando sin temor. Husmeé el lugar, perfectos y grandes árboles rodeaban el sendero, mientras éste se tornaba cada vez menos visible avivando mi curiosidad. Continuaba mi trayecto procurando no caer en algún hoyo profundo que pudiera terminar con mi osadía.
Todo parecía tan común y tan inimaginable que por un momento creí que mis pensamientos jugaban con mi mente, algo que dicho se escucha tan ilógico.
El lugar se tornaba húmedo, mas un profundo calor recorría todo mi ser...
Ahí estaba él, intenté correr pero algo que no podía explicar se había apoderado de mis movimientos... 

Él, ahí sentado, por última vez, me observó fijamente...